Con el respaldo del Ministerio del Deporte y la Federación Venezolana de Voleibol, el técnico argentino Adrián Fiorenza asumió el timón de la selección nacional femenina, con el propósito de reposicionar este deporte en el panorama internacional y devolver a este especialidad el protagonismo de años anteriores que la llevó hasta los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
El gimnasio Gastón Portillo, la casa del voleibol venezolano en el IND, retumba en horas de entrenamiento con la energía de las nuevas integrantes de la selección femenina que se alistan para sus próximos compromisos internacionales.
Bajo la mirada meticulosa de Fiorenza, ningún detalle pasa inadvertido. Con un carácter apacible pero firme, no duda en corregir y dar indicaciones a las jugadoras, asegurándose que todo se ejecute con precisión.
Entrenador apasionado
Inició su carrera de entrenador muy joven, pues su pasión por el voleibol pronto lo llevó a dejar el juego y abrazar la dirección técnica que lo «entusiasmaba incluso más que jugar».
Convencido de su vocación, Fiorenza se integró a un grupo de entrenadores en Buenos Aires, donde tuvo la fortuna de contar como mentores «un staff de profesores muy buenos, todos profesionales de la educación física y entrenadores con una gran experiencia».
Su primer experiencia como entrenador se remontan a principios de este siglo, cuando entre 2000-02 estuvo al frente del Banco Provincia de La Plata y luego del Club Defensores de Banfield, instituciones que en su momento eran «semilleros del voleibol argentino» y donde formó a jóvenes talentos que brillaron en la liga de su país.

Experiencia europea
En el 2002, Fiorenza dio el salto a Europa, donde comenzó por entrenar equipos de categorías inferiores en España, lo que representó un desafío y una oportunidad para enriquecer su perspectiva del voleibol.
«Allí me encontré con un voleibol diferente, una idiosincrasia distinta, y pude aplicar los conocimientos que traía, pero también tuve que aprender muchas cosas nuevas», aseveró Fiorenza.
Su trayectoria en España fue meteórica. Uno de sus mayores logros fue el ascenso del Toledo a la primera división de la Superliga Española en la temporada 2007-08, donde contó con el respaldo de la colocadora venezolana Mayerling Araujo, una de las figuras claves para catapultar al club a la máxima división de un campeonato que en ese momento se encontraba entre las más competitivos del mundo.
Posteriormente, entre 2008-10 dirigió al Avarca de Menorca al que llevó al subcampeonato en la Copa de la Reina y también al segundo lugar en la Superliga de España, con un plantilla en las que también contó con el talento nacional en las manos de la receptora Alejandra García y la bloqueadora central Daniela Patiño.
Del 2010 al 2014 estuvo al mando del Glet Blume Femenine de Llobregat que le abrió las puertas para asumir durante una década (2014-24) la dirección del poderoso FC Barcelona con el que conquistó tres Superligas y dos Copas de España, gracias al aporte de las criollas Mariyen Serrano (bloqueadora), Johenlis Belisario (receptora exterior) e Isabel Fernández (bloquedora central).
Convencido del potencial
Esa experiencia de contar en sus equipos con jugadoras venezolanas lo convenció para asumir el reto de dirigir a la selección nacional femenina, pues cree en el potencial deportivo de Venezuela y asegura que con «trabajo y planificación» se obtendrán los resultados esperados.
«La experiencia que yo he tenido trabajando con voleibolistas venezolanas me indica que son atletas con muchas aptitudes genéticas. Desde el punto de vista de la condición física son jugadores que pueden desplegar un juego de voleibol efectivo», señaló
La historia del voleibol venezolano también fue un factor determinante para que el técnico asumiera la dirección técnica. «Fueron Campeones Panamericanos, participaron el la Liga Mundial , asistieron a los Juegos Olímpicos y han estado arriba muchos años siendo competitivo», detalló los logros alcanzados por Venezuela en la malla alta.
Si bien reconoce el actual momento de transición, Fiorenza confía en el talento nacional para revertir la situación. «Sí, tenemos cuatro años que lamentablemente estamos fuera del ranking mundial, pero creo que contamos con todo para poder revertir esto», afirmó el coach.
Proyecto a futuro
Fiorenza tiene una perspectiva clara sobre el futuro del voleibol femenino venezolano, y prioriza el desarrollo a mediano y largo plazo. «Este es un proceso corto, porque son jugadoras ya en edad adulta y en este tipo de proyectos hay que pensar en mediano y largo plazo».
Su enfoque se centra en trabajar con las jóvenes promesas y consolidar los eventos nacionales. «La mirada tiene que estar puesta de manera fija sobre este grupo de gente joven y las jugadoras experimentadas que se puedan integrar».
Apoyo total
En este nuevo proceso, el estratega valora la infraestructura con la que cuenta el Instituto Nacional de Deportes (IND), y el apoyo gubernamental e institucional del ministro del deporte, Franklin Cardillo, para el desarrollo continuo del voleibol nacional
«Tener una concentración permanente con chicas que están bien atendidas en lo social, médico educativo y asistencial, es lo que permite planificar de forma adecuada el trabajo. Eso no está en todos lados del mundo. Está en los países bien desarrollados deportivamente», concluyó.
Felipe Ramírez / Prensa Mindeporte
Fotografias: Alexis Torrealba








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