Como era de esperar el premio de Jugador Más Valioso de la Copa Mundial de Softbol recayó en el sensacional lanzador venezolano, Maiker Pimentel, que con su poderosa recta 120 kilómetros por hora y su coraje para mantenerse en la lomita más allá de sus limitaciones físicas condujo a la selección nacional a conquistar su primer título de la historia en este deporte en la cita de Prince Albert, Canadá.
«Este premio es un triunfo para todo el equipo. Desde el primer día estábamos concentrados en ganar y cuando hay unión en un grupo como este, todo es posible», recalcó Pimentel desde sobre el galardón de MVP que recibió en la ceremonia de premiación del campeonato.
Pimentel fue la máxima estrella del torneo en la que consiguió cuatro victorias para Venezuela y solo sufrió un revés, dejando un registro de 59 abanicados. Su monumental obra en esta competencia inició en el primer partido ante Argentina, a la que propinó blanqueo de 1-0, tras espaciar cinco imparables y guillotinar a 10 bateadores.
«Este fue uno de los partidos que más disfruté, porque era muy importante conseguir esa victoria para empezar el torneo con mucha fuerza», afirmó Pimentel que se inició en el beisbol a los 14 años como campocorto, pero luego cambió de posición y se convirtió en monticulista.
En ese encuentro, solo se vio en apuros en el séptimo acto, cuando sencillos de Teo Migliavacca y Juan Zara colocaron hombres en las esquinas con dos outs, pero la «Bazuca de Paraguaná» le quemó el bate a Gonzalo Ojeda para dominarlo con fly al cuadro y sellar el primer triunfo.
En el segundo choque ante Canadá, Pimentel tuvo que relevar a Luis Colombo, que sacó la primera entrada, pero en el segundo acto perdió el home y recibió sencillo y jonrón. Contra los norteamericanos, el estelar lanzador falconiano lanzó 3.1 actos, en los que aceptó siete hits, cinco carreras y se anotó siete ponches, pero no pudo impedir el revés 11-9 ante los del país del Maple.
Hizo el trabajo
Pero en el enfrentamiento decisivo para avanzar a la Superronda, Pimentel de nuevo estuvo imbateable. Maniató a los toleteros de la siete veces campeona del mundo Nueva Zelanda contabilizando 10 ponches para dirigir el triunfo 7-2 y meter al equipo en la fase de medallas.
«Había que ganar ese partido y nos concentramos en hacer el trabajo, porque Nueva Zelanda tiene uno de las ofensivas más potentes», añadió Pimentel sobre su soberbia actuación.
Contra Japón sufrió (5-1) la única derrota del torneo, en un cotejo en el que transitó cuatro capítulos, recibió cinco inatrapables, cinco carreras y repartió nueve ponches.
Mejor repertorio
Se repuso rápido de esa salida y ofreció su mejor repertorio ante Estados Unidos, pentacampeón de esta competencia, a los que mantuvo en no hit no run durante cinco episodios. Pero una pésima revisión del videoarbitraje lo privó de un ponche en el sexto, lo sacó de control y permitió dos cuadrangulares en el sexto acto que acercaron 6-4 la pizarra.
Sin embargo, en el séptimo recuperó la compostura, metió dos ponches para establecer récord de la competencia con 14 y sacó el tercer out con un flaicito de foul de Branden Ducharme al jardín izquierdo para llevar al equipo a la gran final contra Nueva Zelanda, en que lanzó el partido de su vida.
«Los 14 ponches es la mejor marca que he tenido en un mundial de softbol, pero no es un récord para mí, tengo otros partidos en los que he abanicado a 16 y 18 rivales», recalca Pimentel en relación a sus logros como monticulista.
Hazaña inolvidable
El lance decisivo contra los kiwis ya forma parte de las hazañas inolvidables del deporte venezolano. Pimentel lanzó tres entradas en blanco, sufrió una torcedura de tobillo que lo obligó a dejar el terreno rengueando, en brazos de sus compañeros, pero tuvo el coraje para volver la círculo de lanzadores en el sexto acto, con amenazas en primera y tercera, y consiguió los cuatro outs más celebrados en la historia del sotbol venezolano.
«Cuando salí del partido, sabía que podía volver. Recibí tratamiento en el tobillo inflamado y me puse a calentar, cuando el mánager me llamó para regresar estaba listo y concentrado en sacar esos outs», abundó acerca de su última salida a escena que ganó la admiración del país por su valentía.
Dominó a Tate Mumu con elevado a segunda para aplacar al rebelión de Nueva Zelanda en el sexto y en el séptimo completó su genial puesta en escena. Retiró a Beau Bischop con elevado y, acto seguido, guillotinó a Hohepa Monk y Benjamin Enoka para sellar el título mundial.
«Es un orgullo muy grande ser campeones del mundo, porque estábamos representando a todo un país, y sabíamos desde el primer día de la competencia que podía conseguir este campeonato», apostilló Pimentel.
Gerardo Blanco / Mindeporte
Foto: WBSC